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Covalta

Coordenadas ETRS X: 648.941        Y: 4.337.759

Covalta, bella y espectacular, vista desde enfrente tiene un parecido a un ojo humano que con su prominente ceja vigila el lado sur del término municipal de Villa de Ves.



La cueva Covalta se ubica en el lado oeste en lo alto de la formación montañosa alcanzando 901 metros de altura, como hemos dicho anteriormente; al frente puede verse el pinar del Humbrión de Casas de Ves. Separando ambos términos el barranco de Mingo Andrés.

Vista desde enfrente, Covalta se muestra como un gran ojo con una enorme ceja de roca. Las paredes que la flanquean tienen multitud de agujeros y grietas, donde,  en la época de nidificación,  acuden las grajas (aves negras de la familia de los córvidos) para criar a su prole. 

Vicente Jimenez García, natural de Villa de Ves, tiene una hipótesis en referencia a esta cueva, la cual se muestra a continuación:

“Es sabido que en nuestra triste guerra civil, desaparecieron los archivos municipales históricos, por lo que tenemos que encontrar eslabones perdidos de la cadena de nuestra historia; recabar  información de nuestros mayores, analizar vestigios del pasado y a veces inspirarse en la intuición o la imaginación.

Dicho esto, entended que por la ubicación de la cueva Covalta, opino que en algún tiempo debió ser baluarte de iberos, moros y cristianos. A falta de demostrarlo con evidencias, es una apreciación personal, pero he solicitado ayuda al Instituto de Estudios Albacetenses de la Diputación, para apoyar mi hipótesis.

Las razones por las que considero que pudo estar habitada son: El tipo de cueva, rasgos de su interior, por la tierra y montes que la rodean, orientación sur, la existencia en las proximidades del barranco de Mingo Andrés, estas tierras arrastran la toponimia de los Lavajos, (un lavajo es una charca de agua de lluvia que rara vez se seca), los lavajos existen en muchas comarcas de la península y determinan los primeros asentamientos humanos, y aquí en Covalta y su entorno, se dieron las condiciones esenciales para la vida humana. Agua abundante, bosque, caza, una cueva para cobijarse varias familias de la climatología extrema y fácilmente defendible de otras tribus, con visibilidad para prever los movimientos del enemigo en muchos kilómetros a la redonda”

La cueva vista de frente es preciosa. La entrada es amplia y vistosa, el interior es elevado ancho y cóncavo, rematado con una bóveda natural de casi 40 metros de diámetro. En las paredes hay abundantes espeleotemas (depósitos de mineral) aunque no llegan a formar estalactitas ni estalagmitas, probablemente porque la cueva no tiene el clima apropiado para ello o entra demasiado aire y no hay suficiente humedad. Si se permanece en silencio, es fácil escuchar un continuo goteo que proviene del techo de la cueva.



El suelo está inclinado hacia el interior de la cueva, allanándose un poco en lo más profundo. Está cubierto por una capa de humus fino, con evidentes restos de estiércol de ganado. La vegetación deja de crecer por la mitad de la cueva por la falta de luz directa, sin embargo por el día no llega a existir ninguna zona de oscuridad total.

En Covalta se celebraba todos los años, el 15 de Mayo, la fiesta de San Isidro Labrador; el cura párroco de Villa de Ves, subía a la cueva acompañado del monaguillo y otras personas de la zona, hacían una ceremonia religiosa para bendecir las tierras y las cosechas. También se repartían unos pequeños panecillos bendecidos a todos los asistentes a la ceremonia. Tras el acto, descendían de la cueva hacia las casas del campo cercano llamado Herradas de arriba donde continuaba la fiesta popular, participando toda la gente.

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